Lectura de La Teogonía de Hesíodo por partes.
Mito: El mito consiste en un relato tradicional sobre los dioses o los héroes de la antigüedad, que tienen carácter ritual.
La palabra mitología designa el conjunto de mitos y leyendas que un pueblo creó y creyó, y el estudio de los mismos.
El vocablo deriva delgriego mytho, (fábula), y logos, (estudio, tratado).
El vocablo deriva del
Comparamos la teoría del Big Bang con la creación del mundo para los helenos.
En la mayoría de los relatos mitológicos griegos sobre la creación aparece preexistente el Caos concebido como un abismo sin fondo, espacio abierto sumido en la oscuridad donde andaban revueltos todos los elementos: El agua, la tierra, el fuego y el aire. El Caos contenía el principio de todas las cosas, antes de que naciesen los Dioses, y por eso se lo considera el más antiguo de ellos. Nada tenía en él forma fija y durable, todo estaba en constante movimiento con inevitables choques, los elementos congelados contra los abrasadores, los húmedos contra los secos, los blandos contra los duros y los pesados contra los ligeros. El Caos era nada y algo, materia y antimateria al mismo tiempo.
LA CREACIÓN SEGÚN HESÍODO (Mito clásico)
Según Hesíodo en un principio sólo existía el CAOS. Después emergió GEA (la tierra) surgida de TÁRTARO, tenebroso de las profundidades y EROS ( El amor) elemento primordial que no hay que confundir con Eros o Cupido, hijo de Afrodita. Del Caos por la acción de Eros surgieron EREBOS (las tinieblas), cuyos dominios se extendían por debajo de Gea, y NYX (la oscuridad o la noche). Erebos y Nyx originaron a ETER y HEMERA (el día) que personificaron respectivamente la luz celeste y terrestre.
Con la luz, Gea cobró personalidad y comenzó a engendrar por si sola. Es así como surgió URANO (El Cielo Estrellado). También produjo las altas montañas.
Urano contempló a su madre desde las elevadas cumbres y derramó una lluvia fértil sobre ella, naciendo así las hierbas, las flores y los árboles con los animales que formaron como un cortejo para cada planta. La lluvia sobrante hizo que corrieran los ríos y al llenar de agua los bajos se originaron los lagos y los mares, todos ellos deificados con el nombre de Titanes: OCÉANO - CEO - CRÍO - HIPERIÓN - CRONOS; y las Titánidas: TEMIS - REA - TETIS - TEA - MNEMOSINE - FEBE; de ellos descendieron los demás dioses y hombres.
Además Urano y Gea crearon otros hijos de horrible aspecto: los tres Cíclopes primitivos: ARGES - ASTÉROPES - BRONTES, quienes tenían un sólo ojo redondo, eran inmortales y representaban respectívamente el rayo, el relámpago y el trueno. Finalmente engendraron a los Hecatónquiros o Centimanos, tres hermanos con cincuenta cabezas y brazos cada uno que se llamaron: COTO - BRIADERO - GIGES.
Por su parte la noche engendró a TÁNATOS (La muerte), a HIPNO (El sueño) y a otras divinidades como las HESPÉRIDES (Celosas guardianas del atardecer cuando las tinieblas empiezan a ganar la batalla de la luz diurna, fenómenos que se repite cada día), las MOIRAS (Defensoras del orden cósmico, representadas con hilanderas que rigen con sus hilos los destinos de la vida) y NÉMISES (Ls justicia divina, perseguidora de lo desmesurados y protectora del equilibrio).
Nos centramos en el mito de Prometeo y Pandora
Prometeo era un Titán -un dios griego-, hijo de Jápeto y de Clímene, la ninfa de lo mares. Prometeo, que significa “mirar hacia adelante” en griego, tenía un hermano, Epimeteo, que significa “mirar hacia atrás”.
Prometeo sabía que en la tierra se hallaba la simiente de los cielos, y por ello recogió un puñado dearcilla, la mojó con sus lagrimas y la amasó, formando con ella varias imágenes semejantes a los dioses: los Hombres.
Atenea, diosa de la sabiduría, admiró la obra e insufló en las imágenes el soplo divino dándoles vida. Les dió a ellos para beber un néctar mágico para que pudiesen recuperar su pureza, regenerarse, en el caso de que un día la perdiesen.
Fue así que surgieron, según el mito, los seres humanos. Por mucho tiempo no supieron hacer uso de la centella o chispa divina que habían recibido, no teniendo siquiera conocimiento de cómo trabajar con los materiales de la naturaleza que estaban a su disposición por todas partes.
Prometeo entonces se aproximó a sus criaturas y les enseñó a subyugar a los animales y usarlos como auxiliares en el trabajo. Les mostró como construir barcos y velas para la navegación, les enseñó a observar las estrellas, a dominar el arte de contar y escribir, a que descubriesen los metales debajo de la tierra y hasta cómo preparar los alimentos nutritivos, los ungüentos para los dolores y otros remedios para curar las dolencias.
Pero Zeus sospechaba de los seres humanos, ya que no fue él quien los creó. Ellos provenían de un antiguo mundo que él pretendía modificar íntegramente, y siendo así no tenia interés alguno en mantenerlos en la tierra.
Prometeo era una divinidad díscola y fueron frecuentes los enfrentamientos con el dios supremo, Zeus. Prometeo se apiadaba de los simples mortales y siempre trató de favorecerles ante su destino.
Durante un sacrificio ritual en Mecone, Prometeo había sacrificado un buey haciendo dos partes; en un lado puso toda la carne y las entrañas, recubriéndolas con el vientre del animal, y en el otro puso los huesos mondos cubriéndolos con grasa blanca. Pidió a Zeus que escogiese su parte, el resto quedaría para los hombres, y este escogió la grasa blanca y cuando descubrió que solo había huesos sintió un profundo rencor hacia Prometeo y hacia los mortales. Finalmente castigó a la humanidad entera prohibiendo el uso del fuego, que pasó a ser exclusivamente un derecho divino.
Cuando Prometeo reivindicó para ellos el fuego, que les era imprescindible para la preparación de los alimentos, para el trabajo y principalmente para el progreso material y desenvolvimiento espiritual, el Dios griego decidió negárselo, temiendo que las nuevas criaturas se volviesen más poderosas que él.
Una vez más Prometeo se revela contra los caprichosos castigos del dios supremo y escala el monte Olimpo para sustraer el fuego. La llama sagrada la portó en una rama de hinojo, y en su descenso al mundo de los mortales fué repartiendo la luz y el calor que proporcionaba ese fuego en todos los hogares que se encontraba a su paso. Al final, el fuego estaba tan difundido entre los hombres que los dioses ya no puedieron hacer nada por impedir que la humanidad quedara para siempre iluminada, por el amor de Prometeo y su traición a Zeus.
Zeus es siempre vengativo e ideó un castigo:
Pandora.
Ordenó a Hefesto, el dios herrero (Vulcano), que modelara a partir de una masa de arcilla la figura de una mujer bellísima, de insuperable belleza, a la que se llamó Pandora. Una vez creada, Zeus la insufló vida y posteriormente, se la presento a Epimeteo (el hermano de Prometeo) para que este se enamorara y se casase con ella. Además Zeus entregó a su hijo Hermes (Mercurio) una caja sellada como dote para Epimeteo. El regalo tenía trampa: esa caja no debia ser abierta nunca. En ninguna circunstancia. Prometeo advirtió a su hermano que todo se trataba de una mezquindad de Zeus y que era una venganza, pero Epimeteo no hizo caso.
Fascinada por la curiosidad, Pandora no pudo resistir la tentación a la que era expuesta y finalmente abrió la famosa “Caja de Pandora”, saliendo de ella todas las enfermedades, miseras, dolores, sufrimientos para atormentar a la humanidad. Pandora luchó por cerrar la caja, y cuando lo consiguió, solo quedo dentro la Esperanza. La humanidad pagaba por haber aceptado el fuego de Prometeo.
Ahora le tocaba el turno al mismo Prometeo. Aparte de haber robado el fuego sagrado, Prometeo era conocedor de una profecía que predecía el fin de Zeus a través de un hijo suyo con una diosa. Prometeo no quiso nunca desvelar a Zeus el nombre de la diosa que iba a dar un hijo traidor a su padre: era Tetis, pero Prometeo siempre se negó a dar su nombre.
Zeus estaba decidido a arrancarle el secreto por la fuerza, encadenando al titán en una de las laderas del monte Cáucaso. También fue condenado a una tortura increiblemente cruel: Un águila volaba por el día hasta Prometeo y le arrancaba el hígado a picotazos. Durante la noche la herida se sanaba para que al día siguiente, de nuevo la visita de la gigantesca rapaz volviera a causar una indescriptible tortura a Prometeo. Durante días, semanas, años y siglos el lamento de Prometeo resonaría con una aguda tristeza plagada de lamentos y llantos producto del dolor más desgarrante, pero no eran lamentos de arrepentimiento ya que éste nunca se arrepentiría de haber ayudado a los humanos.
Así sucedió durante varias generaciones de dolor y sufrimiento, hasta que Heracles (Hércules) llegó al monte Cáucaso y abatió al águila con sus flechas. Prometeo al fin quedó libre.
Para los seres humanos Zeus además provocó un diluvio universal que acabaría con todos ellos. De nuevo Prometeo ayudó a los seres humanos dando consejos a Deucalión y a Pirra la hija que tuvo Epimeteo con Pandora. Estos construyeron un gran barco en el que permanecieron durante el diluvio nueve días y nueve noches. Posteriormente, plantando piedras en la tierra nacieron los nuevos seres humanos.
Continuamos trabajando con Hércules
Vemos un video de History Channel
Los 12 trabajos de Hércules
El verdadero nombre de Hércules era Heracles que quiere decir “gloria de Hera”, la diosa que tanto lo odió, y por cuya causa hubo de correr tantos peligros y realizar tan increíbles proezas.
Hércules era hijo del mismo Zeus que había engañado a Alcmena (madre de Hércules) tomando la figura de éste.
Así pues Hércules había heredado la fuerza prodigiosa de su padre, Zeus.
Cuando Hércules era bebé y dormía en su cuna, Hera (la celosa esposa de Zeus) le puso dos serpientes para que le mataran pero Hércules las estranguló con sus propias manos.
Cuando Hércules creció y Hera vertió en su copa un veneno que lo enloqueció y, tan loco se volvió, que mató a su mujer y sus propios hijos confundiéndolos con enemigos.
Zeus obligó a Hera que devolviera la razón a Hércules pero Hércules fue castigado por matar a su familia (aunque la verdadera culpa fue de Hera) a servir de esclavo durante 12 duros años a su primo Euristeo, rey de Micenas.
Éste que quería quitárselo de encima le mando los “doce trabajos de Hércules”.
El león de Nemea
Primer trabajo de Hércules. Euristeo le ordenó que diera muerte al león de Nemea, una fiera con piel dura como una piedra y que por de día se escondía y por la noche mataba a todo ser viviente que se cruzaba por su camino.
Hércules intentó matarlo con algunas armas que llevaba para la ocasión pero, viendo que éstas no hacían ningún efecto, lo cogió por las patas traseras y, después de darle porrazos contra la pared hasta que quedó atontado, lo estranguló y una vez muertos le sacó la piel con las propias garras del cadáver y se la puso encima en forma de coraza.
La hidra de Lerna
Segundo trabajo de Hércules. Debía matar a la hidra de Lerna; un monstruo con cuerpo de serpiente, garras de dragón y dorso cubierto con duras escamas, y tenía siete cabezas, cuyas siete bocas vomitaban fuego y azufre. Una de las cabezas tenía láminas de oro y se decía que era inmortal.
Hércules le cortó una cabeza pero ésta se regeneró y la sangre que manaba al caer al suelo se convertía en escorpiones y serpientes.
Hércules le pidió a su sobrino que prendiera fuego al bosque más cercano y le pidió que trajera tizones llameantes que aplicó a las heridas abiertas en los cuellos de la bestia para que así no salieran más cabezas. Al final quedó la cabeza de oro que con un espadazo cortó e inmediatamente la enterró bajo una inmensa roca para impedirle retoñar.
El jabalí de Erimanto
Tercer trabajo de Hércules. Debía apresar pero sin matar al jabalí de Erimanto.
Cuando iba en busca de éste se le apareció Atenea que le dio una cadena. Cuando vió al jabalí refocilándose en un charco de agua, le lanzó un grito de desafío y echó a correr como si tuviera miedo del animal monte arriba hasta fatigar al jabalí. Aprovechando el desconcierto del animal saltó sobre su lomo, logró trabar sus patas y su hocico con la cadena que le dio Atenea y lo cargó sobre su espalda. Al llevárselo a Euristeo, éste se metió corriendo en una tinaja cagado de miedo y le dijo que se lo llevara de allí.
La cierva de Cerínia
Cuarto trabajo de Hércules. Debía apresar a la cierva de Cerínia, extraño y hermoso animal, del tamaño de un buey, tenía los cuernos de oro y las pezuñas de bronce, estaba consagrada a Ártemis y nadie podía matarla, ni siquiera tocarla. La cierva de Cerínia era muy ágil y corría a una velociadad asombrosa.
Hércules estuvo persiguiéndola cerca de un año y una tarde en que la cierva, exhausta y sedienta, se detuvo a beber en el río, Hércules la hirió levemente con una flecha y entonces le resultó fácil capturarla.
Cuando la llevaba para enseñársela a Euristeo se le apareció Artemis y su hermano Apolo que lo acusaron de querer dar muerte al animal pero Hércules se disculpó endosándole la responsabilidad de aquel acto impío a Euristeo.
Los establos de Augías
Quinto trabajo de Hércules. Debía limpiar los establos de Augías, rey de la Élide.
Augías pensó que Hércules estaba loco y le dijo que si los limpiaba en un día recibiría en recompensa la décima parte de los rebaños.
Hércules encauzó dos ríos que dirigió hacia los establos, en los que previamente hizo dos boquetes; uno en un costado por el que penetró el caudal y otro en el costado opuesto que sirvió de desagüe. En pocas horas las cuadras resplandecían como espejos.
Augías no cumplió lo pactado alegando que Hércules realizó la proeza por orden de Euristeo. Llevado a juicio, Fileo, su propio hijo declaró a favor de Hércules, pues había sido testigo del pacto. Augías enfurecido desterró de su reino a Fileo y a Hércules. Al poco tiempo, Hércules al mando de un ejército lo depuso y colocó en el trono a Fileo.
El toro de Creta
Sexto trabajo de Hércules. Debía de capturar el toro de Creta, un animal muy hermoso.
Hércules fue en busca del toro y, tras un breve forcejeo, lo agarró por los cuernos, se lo cargó en la espalda y se lo llevó vivo a Euristeo, el cual al ver al animal, corrió a meterse en la tinaja y le dijo a Hércules que se lo llevara de allí.
Las aves del lago Estínfalo
Séptimo trabajo de Hércules. Euristeo esta vez le mandó a Hércules liberar la ciudad de Estínfalo de las aves que se guarecen en un bosque cercano al lago. Son una multitud de aves terribles, con picos, garras y plumas de bronce, que devoran las cosechas e incluso a las personas.
Cuando Hércules llegó a Estínfalo sin muchas ilusiones de poder llevar a término su trabajo se le apareció Atenea que le entregó unas grandes castañuelas de bronce.
Hércules subió a una colina y tocó las castañuelas con lo cual las aves se fueron de allí.
Cuando regresó a Micenas para darle cuenta a Euristeo del cumplimiento de su misión vio que algunas aves de Estínfalo sobrevolaban el palacio de Euristeo, el cual, horrorizado estaba escondido en la tinaja, diciendo: - Decidle a ese insensato que se lleve de aquí a esos malditos pájaros.
Y, como Hércules aún no había devuelto las castañuelas a Atenea, las tocó y los pájaros se marcharon.
Las yeguas de Diomedes
Octavo trabajo de Hércules. Esta vez Euristeo ordenó a Hércules que le llevara las cuatro yeguas de Diomedes que comían carne humana. Hércules consiguió arrebatárselas a Diomedes, que furioso fue con su ejército a matar a Hércules pero Hércules lo mató a el y su ejercito huyó.
Cuando le enseñó las yeguas a Euristeo, éste se metió en su tinaja y le dio orden de que las soltara.
El cinturón de Hipólita
Noveno trabajo de Hércules. Debía conseguir el cinturón de Hipólita por lo que fue a Temiscira, el país de las Amazonas. Cuando llegó, Hipólita le dio la bienvenida y lo invitó a pasar unos días ya que lo admiraba.
Hera, que estaba furiosa hizo correr la voz de que Hércules había raptado a Hipólita pero al final todo se aclaró e Hipólita entregó el cinturón a Hércules y éste se lo dio a Euristeo.
Los bueyes de Gerión
Décimo trabajo de Hércules. Esta vez debía buscar al gigante Gerión, darle muerte y robarle sus ganados. Gerión era un gigante de 3 cuerpos unidos por el vientre. Tenía al cuidado de su gran rebaño a un perro de dos cabezas hermano del Can Cerbero, el guardián de los infiernos. Cuando llegó le salió al encuentro el perro de 2 cabezas al que Hércules abatió a mazazos. Después salió el gigante Gerión al que Hércules abatió con certeros flechazos.
Hércules emprendió el camino de regreso llevando consigo los rebaños de Gerión. El camino fue fatigoso y perdió algunos bueyes.
Las manzanas de oro
Undécimo trabajo de Hércules. Euricles le ordenó a Hércules que robara las mazanas de oro del Jardín de las Hespérides. Estas manzanas pertenecían a Hera y estaban custodiadas por un dragón de 3 cabezas. Hercules tras superar varios peligros consiguió llegar al jardín, matar al dragón y llevarse las manzanas.
Al entregárselas a Euristeo le dijo que provocaría la cólera de los dioses por lo que Euristeo las rechazó. Hércules se las entregó a Atenea y ella las volvió a poner donde estaban.
El Can Cerbero
Duodécimo y último trabajo de Hércules. Esta vez y para quitárselo definitivamente de encima le ordenó que le trajera al Can Cerbero que custodiaba las puertas del infierno.
El Can Cerbero era un perro monstruoso de tres cabezas y cola de serpiente.
Hércules lo venció con sus propias manos y se lo llevó vivo ante Euristeo.
Cuando Euristeo lo vio llegar se metió corriendo en su tinaja y le dio la libertad a Hércules, el cual, volvió a poner al Can Cerbero en la puerta del infierno, el lugar que le correspondía.
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La verdad es que la mitología griega es genial y tan trascendente que es la mejor para trabajar con los niños.
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